La Escocia contemporánea, es un desfile de la vida actual escocesa. Esta tierra, está llena de hermosos paisajes, castillos impresionantes y puentes mágicos, se mire por donde se mire.
La historia contemporánea de Escocia comenzó con el denominado, «cortejo violento» de 1544 -1551, que consta con una serie de ofensivas militares continuas, mediante las cuales Inglaterra intentaba un casamiento obligado entre María I Estuardo y Eduardo VI de Inglaterra, echo que finalmente no se logró.
En el año 1603, Jaime VI de Escocia heredó el trono de Inglaterra y convirtiéndose de esta forma en Jaime I de Inglaterra.
Pero con el suceso del periodo conocido como el «Protectorado«, Escocia continuó siendo un estado independiente, aunque sacudido por constantes enfrentamientos entre la corona y los Convenanters, los cuales eran un movimiento religioso nacido en el seno del presbiterianismo de Escocia y que tenían alguna influencia en la Inglaterra y en la Irlanda del siglo XVII junto con el gobierno de la Iglesia.
Tras del vencimiento del rey Jaime VII de Escocia, a manos de Guillermo III de Inglaterra en 1688, Escocia amenazó con elegir a un rey protestante.
En 1707, tras las amenazas inglesas de cerrar el comercio con Escocia, se firmó el Acta de Unión, que certificaba la creación del Reino de Gran Bretaña.
Después del periodo conocido como la Ilustración y la Revolución Industrial, Escocia se transformó en uno de los más importantes centros comerciales, intelectuales y culturales de Europa.
Glasgow y Edimburgo, se desarrollaron rápidamente a finales del siglo XVIII, y durante el siglo XIX la aparición de la industria pesada transformó a Glasgow en la «Segunda ciudad del Imperio Británico» después de Londres.
Tras la primera y segunda guerra mundial, la situación económica de Escocia empeoró drásticamente, cerrando muchas industrias.
En 1998 el Gobierno del Reino Unido concedió mayores niveles de soberanía a Escocia, restableciendo el Parlamento Escocés y devolviendo a Edimburgo, la simbólica Piedra de Scone.