Escocia, como cualquier otro país, vivió a través de un período de cambio. Aunque el siglo XVII vivió el conflicto y la desorganización, también era un momento para las nuevas ideas y nuevas actitudes. A pesar de todo, Escocia se movía en una era moderna.
El cortejo fúnebre al comienzo de este periodo, muestra las ideas de la importancia de la tierra y la familia. Pero los tiempos ya estaban cambiando.
Una nueva clase media comenzó a rivalizar con los terratenientes tradicionales por diversos motivos, y hubo un florecimiento cultural.
Aumentó el éxito de los comerciantes y profesionales artesanos, que podían adaptar, construir y amueblar sus viviendas con estilos propios.
Los jardines tanto públicos como privados, fueron planificados y establecidos cada vez más y por más sitios, y se convirtieron en mas populares.
Los artistas y artesanos, científicos e intelectuales, los comerciantes y los políticos, todos respondieron al desafío de las nuevas ideas, desarrollando y adaptando nuevos proyectos según las necesidades y tendencias del momento.
Pero no todo fue éxito. El deseo de beneficiarse de las oportunidades comerciales en América y en África dio lugar al régimen de Darién, un intento de establecer una colonia escocesa en Centroamérica. Su fracaso fue una decepción, y hubo consecuencias económicas.
El fin de siglo intensificó el debate sobre el futuro del gobierno en Escocia. Algo más de 100 años después, el país dejó de tener una monarquía, y el parlamento de Escocia también dejó de existir.