La designación de Glasgow como Ciudad Europea de la Cultura en 1990 no fue un accidente. A pesar de su reputación pasada como centro industrial, la ciudad está llena de galerías de arte y museos. Los habitantes de Glasgow le pueden decir que tienen más parques que cualquier otra ciudad en Europa. La colección Burrell, inaugurada en 1983, en Pollock Country Park, es un emblema de la condición cultural de la ciudad: su composición se extiende desde la prehistoria hasta la época victoriana.
La historia social es el fuerte de la gente de palacio en Glasgow Green. El Museo del Transporte es una necesidad para los amantes del tren y tranvía.
Edimburgo es considerada como un centro cultural. Basta decir que la famosa Royal Mile está llena de interesantes museos, entre ellos el museo fuera de lo común de la infancia, que atrae a hordas de adultos y de niños.
Escocia posee un enorme patrimonio cultural, edificios históricos, castillos, iglesias y monumentos que cuentan con una gran historia y tradiciones que hacen que las ciudades sean escaparates milenarios y actuales. Si vamos a viajar Escocia, es interesante que visitemos los centros de las ciudades y sus calles para poder descubrir espacios y construcciones especiales y únicas.
Las zonas verdes y los parques también tienen un papel muy importante en el patrimonio de Escocia ya que aportan a lo material, un aspecto más natural y acogedor en todos sus aspectos. Los visitantes además de visitar monumentos pueden disfrutar de la frescor de los bosques, praderas verdes que llegan a orillas del mar y montañas exuberantes.