La costa este de Escocia recibe un intenso oleaje que ha dibujado durante millones de años su agreste sucesión de acantilados. Asomando en uno de ellos, a apenas tres kilómetros de Stonehaven el castillo de Dunnottar encuentra abrigo en una roca elevada desde la que preside el Mar del Norte.
Pocos lugares pueden ser tan sugerentes como Dunnottar, que parece inventado por un fotógrafo o un director de cine. De hecho aquí se rodaron escenas de la versión de Hamlet de Franco Zefirelli, protagonizada por Mel Gibson. Idílico, Dunnottar es meta de muchos que enamorados de la bella postal que se fotografía, acuden al acantilado desde donde se yergue el castillo.
Su aspecto inexpugnable y bucólico a la vez hacen que a menudo sea considerado el castillo más bonito de Escocia. Su función defensiva y de control de la costa queda evidenciada por el tremendo valor estratégico de la roca donde se asienta, rodeada casi por completo por agua, y solo unida por tierra por un estrecho paso bien defendido por la orografía y las murallas.
Historia de Dunnottar
Aunque no documentada a través de documentos la historia de ocupación de la colina es ciertamente antigua. Ya durante el control de los pictos hay constancia arqueológica de que habitaron la zona, con ritos en honor de las divinidades que veneraban. Como en numerosas creencias precristianas la naturaleza, la madre tierra y la fertilidad era advocaciones comunes. El nombre Dun -recurrente en la toponimia escocesa- guarda relación con la «fortaleza sobre la colina».
Con la llegada de los evangelizadores, como Niniano de Galloway o Ninian, las tribus de pictos comenzaron a cristianizarse, y como suele ser habitual muchos emplazamientos religiosos fueron reemplazados por iglesias como la que se construyó aquí.
Asediada continuamente por las incursiones vikingas en las islas británicas, en el siglo IX una de ellas arremetió contra los defensores del Rey Donald II que murió en la destrucción total del lugar.
Sin embargo, los acontecimientos más importantes en la historia de Dunnottar llegaron a partir de la Edad Media cuando la familia Keith, que reciben el título de condes Marischal, se hace con el dominio del lugar en el siglo XIV y amplia las construcciones primigenias fortificando el enclave. Dos siglos después el castillo cumple función palaciega y alberga en sus estancias mejor acondicionadas a insignes invitados como la Reina Mary Queen of Scots.
En el castillo de Dunnottar se escondieron los «honores de Escocia», Corona, Cetro y Espada, utilizados en los actos de coronación de los reyes de Esocia durante su periodo de independencia de la monarquía inglesa. Las joyas se custodian en el castillo de Edimburgo pero habían viajado para la coronación de Carlos II en Scone en1651. Oliver Cromwell que luchaba contra la monarquía asedió el castillo para confiscarlos -y destruirlos como había hecho con los de la corona inglesa- pero aunque Dunnottar cayó, no se encontraron los honores de Escocia que habían conseguido salir ocultos y permanecer enterrados cerca de la iglesia de Kineff, hasta que la monarquía volvió a reinar.
En 1715, el apoyo de los condes Marischal a la causa Jacobita significa que tras la fallida sublevación, quede dañado por los continuos enfrentamientos con el gobierno inglés, y pase a su propiedad.
A finales del siglo XIX la corriente romántica del renacimiento que recorre Europa empuja a familias acaudaladas a comprar castillos abandonados para restaurarlos y recuperar el pasado «glorioso» escocés. Las ruinas del castillo de Dunnottar son compradas por los Cowdray que en 1925 comienzan su rehabilitación.
Visita al castillo – Qué ver en Dunnotar
Desde el parking se camina durante unos minutos hasta divisar el castillo. Un camino desciende hasta el estrecho itsmo que conecta con la roca y la puerta de entrada que va ascendiendo para subir a lo alto del castillo.
El recorrido por el interior del castillo conduce a la capilla, la forja, establos, bodegas o estancias del palacio como la “Drawing Room”, pero son las mazmorras, en concreto la de Whigs’ Vault la que despierta más interés. Aquí, a finales del siglo XVII, malvivieron los prisioneros «covenantes» que se habían rebelado contra Carlos II, presos hasta que los pocos supervivientes fueron trasladados a las colonias de las Antillas.
Un castillo escocés no es tal sin leyenda o fantasma y por eso en Dunnottar se cuenta que habita la Green Lady, la dama verde que se deja ver por la antigua sala de fermentación de la cerveza.
Además del interior del castillo es recomendable pasear tanto por lo alto de los acantilados como por la playa de guijarros, buscando perspectivas para sacar la mejor foto del castillo de Dunnottar.
Un buen consejo es esperarse lo peor climatologicamente hablando, e ir pertrechado de ropa de abrigo, ya que la frecuente lluvia y viento puede estropear la visita.
Como llegar al castillo de Dunnotar
Además de en coche, bien indicado con una salida antes de llegar a Stonehaven, se puede llegar en transporte público con los autobuses que parten de Stonehaven o Aberdeen.
También se puede llegar a pie desde Stonehaven, a través de la Coastal Tourist Route que después de un tramo que discurre parejo a la carretera se interna por los campos siguiendo la costa hasta llegar a la entrada del castillo. El trayecto dura algo más de media hora pero el paisaje es muy agradable y permite ver la bahía y playa donde se encuentra el castillo.
Donde dormir
Lo adecuado es dormir en hoteles u alojamientos de Stonehaven
Excursiones organizadas al castillo de Dunnottar
Desde Edimburgo salen excursiones que además de visitar el castillo se paran en otros puntos del este de Escocia como Glamis o Stonehaven.
Información visita castillo
Hay que tener presente que en los días que sople el viento con fuerza, el castillo puede cerrar sus puertas para evitar situaciones de peligro.
Horarios
Del 1 de abril al 31 de octubre el castillo abre desde las 9 a las 18h de la tarde, mientras que del 1 de noviembre al 31 de marzo permanece abierto desde las 10h. a las 17h de la tarde.