Junto a las Islas Orcadas y a las Shetland, las Islas Hébridas son el conjunto insular más importante de Escocia. A su vez se dividen en las Hébridas Interiores, formadas por las islas mayores de de Skye, Mull, Islay, Jura y Staffa; y las Hébridas Exteriores (Western, o Na h-Eileanan en gaélico): Barra, Lewis, Harris, Benbecula, Uist del norte, Uist del sur y Saint Kilda.
Si hablamos de cultura gaélica, las Hébridas son el ombligo, con una preservación de su lengua, sus tradiciones y costumbres, o su estilo de vida muy arraigado a la tierra, o las islas mejor dicho.
Visitar todas las Hébridas no sería tarea fácil porque en total suman más de 500 islas, de las que sólo un centenar están habitadas, y donde su pequeña población (apenas pasan de 70.000 habitantes) está dedicada especialmente a la pesca, ganadería, producción de whisky y de tweed (el tejido artesanal)
No encontraremos grandes ciudades en las islas, exceptuando quizá Stornoway (en la isla de Lewis), el centro pesquero más importante de las Hébridas, pero a cambio disfrutaremos de la tranquilidad, de la naturaleza, y de ese espíritu indómito de los escoceses, que en los isleños tiene una acentuación especial.
Las Hébridas Exteriores
Cuando se habla de islas dentro de las islas, es decir de la insularidad en su esencia, podríamos pensar en las Hébridas Exteriores, donde sólo llega ese turismo que ya conoce el resto de Escocia, o que busca el relax pleno. Perfectas para conocer a pié con rutas de trekking o en bicicleta, sus paisajes cambian con la intensidad del sol.
En las islas Hébridas Exteriores la fabricación tradicional del tweed es pequeño motor de la economía isleña. Entre el paisaje hallamos las blackhouse, casas típicas de las islas, que pese a su simplicidad resultan muy atractivas. En los crofts, las parcelas agrícolas utilizadas hace siglos nos enseñarán como era la vida sencilla y dura de sus habitantes. Más del 60% de los crofts de Esocia están en este conjunto de islas.
Los sabores del mar inundan la gastronomía local, con mariscos sabrosos, que sin embargo no implican renunciar a la carne, con recetas de cordero, ternera o morcillas de avena de Stornoway que nos abren el apetito.
Como llegar a las Hébridas Exteriores
Al estar más alejadas que sus hermanas Interiores el tiempo de viaje en ferry es mayor, Caledonian MacBrayne (CalMac) conecta las islas desde diferentes puertos de la costa oeste de Escocia.
Otra opción son los vuelos desde Glasgow, Edimburgo o Stornoway, que aterrizan en un curioso aeropuerto junto a la playa en la Isla de Barra.
Una vez en la isla para movernos podemos emplear coche de alquiler o la red de transporte en autobuses, además de las excursiones organizadas. Un buen consejo es adquirir el billete de ferry HopScotch de la compañía CalMac, que incluye el transporte entre las islas Hébridas Exteriores.
Las Hébridas interiores
Skye, Mull, Jura o Islay son nombres que surgen siempre cuando hablamos de las islas que hay que visitar en un viaje a Escocia. Si tenemos que priorizar quizá Skye es la que mejor define la esencia del conjunto, pero no debemos dejar pasar la oportunidad de profundizar en el resto de las Inner Islands.
Naturaleza, fauna y flora atraen a turistas, deportistas, biólogos, ornitólogos y amantes de los espacios abiertos en general. Para los españoles son islas donde aún suenan los ecos de las batallas de los galeones de la Armada invencible, con leyendas sobre los tesoros que se hundieron frente a sus costas.
Skye, la isla de las nubes, llamada así por los vikingos ofrece las rutas de senderismo más espectaculares -y a la par exigentes- de Escocia, siendo también paraíso para la escalada en las paredes de los montes Cuillin. La vista del Quiraing, una peculiar formación de columnas de piedra es sumamente famoso, al igual que el castillo Dunvegan del clan Macleod, o el Skye Museum of Island, musoe etnológico.
En la isla de Mull los lugares a visitar son Duart Castle -a la postre enclave del Clan MacLean-, la residencia victoriana de Trosay House, o The Burg, el árbol fósil.
La pequeña isla de Iona, al este de la isla de Mull está considerada cuna del cristianismo escocés, donde está enterrado el monje irlandés San Colombano, que predicó el dogma cristiano por Escocia. Las tumbas de numerosos reyes jalonan el cementerio de Iona, que junto a la pequeña catedral parecen un poema a la nostalgia.
Islay es la meta imprescindible para los amantes del whisky, con visitas y catas organizadas. Por otro lado la Isla de Rum junto a las pequeñas islas de Muck y Canna son las más tranquilas de las Hébridas Interiores. Mientras que Jura, donde los ciervos pululan es un páramo que resultó evocador a Goerge Orwell mientras escribía su libro 1984.
Como llegar a las Hébridas Interiores (Inner)
Los vuelos desde Edimburgo y Glasgow son habituales, además del aeropuerto de Inverness en las Highlands. Pese a ser una isla, Skye está tan cerca de la costa que un puente la conecta con el resto de Escocia, cerca del pueblo de Kyle of Lochalsh, por lo que es posible llegar a esta isla en coche.
Sin embargo lo más frecuente es tomar barcos / ferries (por ejemplo desde Glasgow ) para llegar, Jura, Mull y el resto de islas. En tren se puede llegar hasta los puertos de la costa oeste escocesa y allí comprar billete de ferry hasta nuestro destino en las islas.
Para movernos por las islas la mejor opción es el coche, ya sea privado o de alquiler.
Dormir en las Hébridas
El turismo está muy presente, por lo que la red de alojamientos no plantea problemas para encontrar donde dormir. Una buena recomendación son los croft, antiguas cabañas de las granjas con techo de paja que hoy se han reconvertido a Bed and Breakfast con encanto.